La marca. Esa gran desconocida.
A simple vista tenemos la percepción de que la marca es un logotipo, una gráfica que se limita a representar a una empresa o entidad normalmente con su nombre y a veces un símbolo. Nada más lejos de la realidad.
Una marca engloba un conjunto de significados que se adjudican a una oferta –ya sea una empresa, un producto, etc.- y que generan una percepción global de esta.
Quizá el logotipo sea el núcleo de dicha estrategia de marca, pero nunca exento de valores, propósitos y compromisos que la compañía debe reflejar.
La marca es un conjunto de significados que se deben gestionar adecuadamente y que pretende hacer único el producto, el servicio o la entidad a la que representa. Es un vínculo con los usuarios, y debe contener siempre un valor diferenciador que lo una a sus grupos de interés y que sea capaz de captar la atención hasta el punto que prefieran esta oferta antes que otras.
Una marca engloba un conjunto de significados que se adjudican a una oferta
¿Cómo se consigue? Pues creando un universo coherente que sea capaz de despertar la emoción y destaque los valores racionales de un producto o servicio ante un target determinado.
Así pues, la marca debe contar con un continente –la gráfica, las aplicaciones, los medios donde aparece- pero sobre todo un contenido: un concepto, una historia, una emoción, un tono de comunicación determinado, unos códigos siempre reconocibles y una gestión unificada que sea capaz de calar en la mente del consumidor y crear una necesidad –a veces emocional- en él.
Cubrirá los deseos y necesidades del consumidor, sí, pero también servirá como guía para las acciones y comportamientos que la empresa lleve a cabo. Será una guía de referencia que consiga dar coherencia a todos los mensajes, tanto dentro como fuera de la compañía, se adaptará a los cambios con facilidad, a los cambios sociales, culturales y económicos, y conectará con las expectativas y motivaciones de su público.
Una marca bien gestionada es el mejor aliado de una empresa
Todo esto tiene un fin económico. Una empresa sin una facturación positiva no va a ningún sitio.
Una marca bien gestionada es el mejor aliado de una empresa y de su facturación, porque da valor a tu oferta.
Puedes tener un producto o servicio muy similar al de tu competencia pero la marca te puede hacer diferenciarte y la percepción de tus usuarios será la de una oferta con unas características que la diferencian de cualquiera en tu sector.
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